Tokio: Ueno

Japón, día 3 (primera parte)

En nuestro tercer día en Japón decidimos levantarnos muy tempranito para dar una vuelta por el parque Ueno, que estaba a unos 10 minutos de nuestro hotel, atravesando el mercado Ameyoko. Después de dar un paseo mañanero por el parque Ueno, cogeríamos el metro hasta Asakusa, donde pasaríamos el resto del día. Como no quiero un artículo demasiado extenso, os hablaré de Asakusa en mi próximo artículo.

Sin más que añadir a esta introducción, ¡empezamos!

Parque Ueno

Es el gran punto verde de Tokio, y fue un regalo del emperador Taisho a la ciudad. Fue declarado, como muchas de las cosas que hemos ido viendo en nuestro viaje, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Éramos conscientes de que visitar el parque Ueno entero en una mañana, especialmente si después íbamos a ir a Asakusa, era misión imposible. ¡Es muy grande y hay mucho que ver! Pero, como ya os he comentado, nuestro hotel estaba muy cerquita, así que decidimos dividir nuestra visita al parque Ueno en dos partes: una en la mañana del tercer día en Tokio, y otra en la tarde del día siguiente.

No os preocupéis, para que lo tengáis todo juntito, os voy a resumir en un solo artículo las dos visitas.

¿Y, aparte de gente jugando a Pokémon Go, qué hay en el parque Ueno? ¡Un montón de cosas! Hay museos, hay templos y santuarios, estanques donde montar en barca, ¡y hasta un zoo! También es un lugar ideal para disfrutar de los cerezos en flor en primavera, y del momiji en otoño.

Templos y santuarios en el parque

Como buenos guiris occidentales que éramos, una de las cosas que más nos impresionaban en Japón eran los templos y santuarios. Como veréis en este, y muchos otros artículos más, ¡visitamos unos cuantos! También aprendimos muchísimo sobre budismo y sintoísmo, además de otras costumbres y creencias que tienen los japoneses.

Tengo que decir que, aunque al final tengan la misma estructura y salones similares, a mí me parece muy divertido visitar templos, porque cada uno tiene una historia diferente, y muchos tienen tradiciones e incluso juegos particulares. ¡A mí me encantaba conocer todos estos detalles! Además de, por supuesto, coleccionar los sellos goshuin, de los que ya os hablé en mi artículo anterior. ¡Llené la mitad de mi cuadernito!

El tema de los templos y santuarios en Japón es muy extenso, así que me gustaría dedicar un artículo entero sólo a explicaros su funcionamiento y cómo comportarnos en ellos.

Templo Benten-do

No sabíamos muy bien por dónde empezar, así que, según entramos al parque Ueno por el sur, seguimos la orilla del estanque cubierto de lotos. ¡Ahí estaba el templo Benten-do, en el centro del estanque Shinobazu!

Este templo está dedicado a la diosa* Benten, de la riqueza, la fortuna, la música y la sabiduría. Después de lavarnos las manos y la boca en la fuente de dragón, echamos unas monedas en el salón principal y, con dos palmadas, pedimos suerte e inspiración.

Estatua de la diosa Benten, en el templo Benten-do del parque Ueno, Tokio.
Es muy habitual que se pongan a las estatuas baberos o gorritos.

Como os dije, fuimos muy tempranito (¡a las siete de la mañana!), y el templo acababa de abrir. Tuvimos mucha suerte, porque vimos a un monje recitando una oración. ¡Escucharlo era hipnotizante! Hicimos un par de fotos y vídeos desde fuera, para no molestar.

Salimos por la parte de atrás del templo, que daba a un área del estanque Shinobazu que no está cubierta por lotos, y había barcos con forma de cisne.

Templo Kiyomizu Kannon-do

¡No me digáis que no es bonito este templo!

Enfrente del templo Benten-do, fuera del estanque, está el templo Kiyomizu Kannon-do, dedicado a Kannon, diosa* de la compasión, la maternidad y la protección. A este templo suelen ir las parejas jóvenes que quieren tener hijos.

Este templo está inspirado en el Kiyomizudera de Kioto, el cual también visitamos y es uno de mis templos favoritos. Tiene, igual que el de Kioto, un balcón desde el que se ve el templo Benten-do. Se reconoce fácilmente, porque el pabellón principal es todo rojo.

Este árbol es muy curioso, parece que te está diciendo «si miras por aquí, verás el templo Benten-do».

Gran Buda, Ueno Daibutsu

Uno de los mayores atractivos del parque es el Buda gigante. Bueno, o lo que queda de él. Porque en 1923, durante un terremoto, se le cayó la cabeza. Durante la II Guerra Mundial se fundió el resto del cuerpo, y sólo quedó su cara.

Pero sólo con ver su cara, ¡imagina el tamaño que tendría la estatua original!

Santuario Ueno Toshogu

Desgraciadamente, no pudimos entrar a este, porque las dos veces que fuimos lo pillamos cerrado. ¿Estaría en obras? Pero una cosa os puedo asegurar. Desde fuera, es un santuario que impresiona, tan dorado e imponente. Al pasar el torii de piedra, unas 50 lámparas de bronce nos acompañan en el camino a la entrada del santuario, lo cual recuerda a otro santuario del mismo nombre, en Nikko. ¡Parece ser que a los Tokugawa les gustaban las lámparas!

Este santuario también cuenta con un jardín de peonías que simboliza la amistad entre China y Japón. A diferencia del santuario, que es gratuito, para entrar al jardín hay que pagar unos 700 yenes.

Santuario Hanazono Inari

Lo descubrimos por casualidad, paseando por el parque al anochecer, y no estaba en nuestra guía. ¡Pero nos pareció muy bonito también!

Inari es una deidad sintoísta (a veces es dios, a veces diosa) que representa la fertilidad, la agricultura y el arroz, y tiene como guardián un zorro blanco. Igual que el templo Fushimi Inari de Kioto, dedicado a la misma deidad, tiene un túnel de torii rojos.

Templo Kaneiji: Pagoda de 5 pisos

De este templo no tengo mucho que decir, ya que lo único que se conserva es la pagoda de 5 pisos. ¡Eso sí, impone mucho, tan alta y roja!

Estanque Shinobazu

Ya os he hablado un poco por encima del gran estanque del Parque Ueno. Se puede mirar como un solo estanque grande, o bien dividirse en tres estanques, más pequeños.

Por un lado está el estanque de los lotos, que ocupa la mayor parte, y está cubierto de flores de loto. Cuando lo visitamos, como era diciembre, estaban todos secos, pero dicen que en primavera dan una vista preciosa.

Detrás del templo Benten-do está el estanque de los barcos. ¿Por qué se llama así? Porque aquí se pueden alquilar barcas con forma de cisne para navegar. Si hubiésemos tenido un poquito más de tiempo, a mí me habría encantado subir en una.

Por último, tenemos el parque de los cormoranes. Seguro que podéis adivinar qué especie de ave vive en este estanque.

Zoo de Ueno

Si habéis paseado por las calles de Ueno, quizá habréis visto pandas representados por todas partes: en las tapas de alcantarilla, en la publicidad, en las señales… ¿Os hacéis una idea de cuál es la atracción principal del zoológico de Ueno?

Los osos panda fueron un regalo de China, como símbolo de la amistad de ambos países, después de tantos años de conflicto.

Suelo ser reacia a visitar zoos. Con mi empatía de gallina, creo que los animales, en la medida que sea posible, deben ser observados en libertad, en su hábitat natural o en reservas, pero no en pequeñas instalaciones como si fuesen una pieza de museo.

Museos

Cuando viajo pocos días, o quiero visitar muchas cosas en poco tiempo, suelo prescindir de los museos, ya que hay que dedicarles más tiempo. Este ha sido el caso de los museos de Ueno. ¡Tokio es tan grande que necesitaría una semana más para verlo todo! Aunque en el parque hay museos muy interesantes y que me gustaría visitar, para poder dedicar más tiempo a otros puntos de la ciudad, he tenido que dejarlos para mi próxima visita (¿o acaso pensabais que voy a volver a Japón? ¿Cómo osáis?).

Entre los museos que me habría gustado visitar están el Museo Nacional de Tokio, donde hay un montón de tesoros nacionales e históricos; el Museo Shitamachi, donde se cuenta cómo era la vida en Tokio durante la era Edo; el Museo Metropolitano de Arte, y el de Arte Occidental, cuya fachada, diseñada por Le Corbusier, es patrimonio de la Humanidad.

Alrededores del parque Ueno

Aunque de este barrio, el parque es lo más llamativo, tengo que contaros que en los alrededores también hay muchos centros comerciales, con tiendas de todo tipo, por si tenéis algún día de relax en el que queréis ir de compras.

También tenemos, por supuesto, una gran estación de tren, por donde, además del metro y varias líneas de JR, también pasan algunos shinkansen o trenes bala, y el Skyliner hasta el aeropuerto.

Mercadillo Ameyoko

Ya os lo mencioné de pasada cuando hablé de mis primeras impresiones en Tokio, pero aprovecharé este artículo para contaros un poquito más sobre él.

Mercado Ameyoko en Tokio.

Su nombre es una abreviación de Ameya Yokocho, o callejón de los dulces. Este mercadillo está en una calle paralela a la línea JR Yamanote, entre las estaciones Ueno y Okachimachi. ¿Y qué hay en este mercadillo? ¡Absolutamente de todo! Verduras y pescado frescos, comida callejera, souvenirs, chuches, tiendas de cosmética, ropa de segunda mano, productos electrónicos… ¡Un mercadillo en toda regla!

Mercado Ameyoko en Tokio.

Además de comprar, también se puede comer bastante bien, ya que hay restaurantes muy variados. La mayoría son pequeños y están pensados para comer en la barra. En uno de ellos fue donde probamos por primera vez los takoyakis, o bolitas de pulpo. Para nosotros era un sitio muy estratégico para cenar, ya que no teníamos que pensar mucho después de un día agotador de turismo, y no teníamos que caminar mucho hasta el hotel.


Sé que os gustaron mucho los mapas que os puse de Praga, y algunso me habéis pedido uno de Tokio. Pero creo que los mapas que dan en el blog Japonismo son mucho más completos de lo que yo podría hacer. Además, son los que yo misma utilicé durante todo mi viaje y me salvaron la vida.

Como ya habréis visto hace unas semanas en Instagram (¿cómo? ¿Que no me sigues en Instagram? ¡Pero si subo siempre muchas cosas divertidas!), inicialmente en este artículo iba a enseñaros no sólo Ueno, sino también Asakusa. Pero me pareció que me estaba quedando largo, así que os pregunté, y vosotros preferíais ver dos artículos más cortitos. ¡Vuestros deseos son órdenes!

Me encanta cómo en Tokio se entremezclan tradición y modernidad.

Próximamente visitaremos Asakusa, uno de los barrios más tradicionales de Tokio. ¡Sé que os morís de ganas!


* En el budismo y sintoísmo no se habla de «dioses» como tal, sino de bodishattva, es decir (y de forma muy simplificada y resumida), entidades que encarnan determinades cualidades de la humanidad. Así, por ejemplo Kannon representa la piedad y la compasión, y Benten encarna la sabiduría y la riqueza.